(180) Cómo visitar Roma y sobrevivir en el intento
y de paso minimizar tu impacto. Quizás. Mira, yo lo intento.
Hace un mes que volví de Roma, enamorada y horrorizada a la vez. No es Roma en sí —o quizás sí: Roma como concentrado de italianidad, en lo mejor y en lo peor. Medios de transporte casi inexistentes, suciedad, una luz maravillosa y una amabilidad desarmante.
¿Puedo acaso decirte que no vayas a Roma? En absoluto. Primero, porque quién soy yo para decirte eso. Pero sobre todo porque quiero que vayas, solo que intentes mirarla con otros ojos. Los monumentos ya los conocemos, están ahí: el Colosseo, San Pietro, piazza Navona. Acabarás dando con ellos mientras paseas por la ciudad.
Pero ve y mira a la ciudad. Mira cómo se mueve, cómo viven los que están ahí, cómo es su cielo. Pasea por sus parques -los llamamos villas-, bebe de sus fuentes, y disfruta de sus rincones.
Hoy hablamos de:
Turismo poco consumista, un turismo más respetuoso
Las villas de Roma: verde, frescas y gratis
El agua como patrimonio público
Los enlaces
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De paseo por las villas
No son monumentos, pero bien podrían serlo. Los parques romanos se llaman así porque eran fincas suburbanas, espacios de ocio para las élites. Hoy son parques públicos llenos de sombras, pedazos de naturaleza donde sentarse a respirar.
Villa Borghese es la más conocida y céntrica. Allí estaba el zoo, que me encantaba de niña. Mis padres me contaban que me encontraron fuera de la jaula de los orangutanes, abandonada porque era poco peluda. Has leído bien. Que yo viva a tres mil kilómetros de distancia tiene sentido, ya te lo digo.
Ahora el zoo se llama Bioparco y no, no te lo recomiendo. Pero quería contarte que Villa Borghese es ese tipo de villa: un Central Park romano, con teatrillos de marionetas donde Pulcinella y Arlecchino se pelean a palos. Al menos así era cuando yo era niña.
Villa Doria Pamphilj es la más grande de todas. Al oeste de Trastevere, aquí hay de todo: jardines a la inglesa, bosques, senderos, un lago, fuentes barrocas y restos arqueológicos. Tiene también una parte más cuidada, con el Casino del Bel Respiro, y otra más salvaje.
Dentro de la villa, merece una parada el Casale dei Cedrati, una antigua casa rural reconvertida en espacio cultural. Hay un pequeño café, exposiciones, actividades para familias y un jardín tranquilo donde refugiarse del bullicio.
Villa Ada es para mí la más romana de todas: en el noroeste de la ciudad, cerca de Parioli. Es el parque donde los romanos pasean al perro, hacen picnic, corren, juegan. Hay praderas amplias, laguitos, caminos de tierra y un ambiente de casa. En verano acoge los conciertos del festival Roma Incontra il Mondo y es el típico sitio donde puedes acabar pasando medio día sin darte cuenta.
Villa Torlonia, en Via Nomentana, es más recogida. Parece que allí vivió Mussolini durante su mandato —lo aprendí preparando esta newsletter. La conozco por la Casina delle Civette, una especie de casa de hadas modernista. Se recorre bien en una mañana.
El agua está por todos lados
Si hay algo que nunca falta en Roma, es el agua. En la ciudad hay entre 2 500 y 2 800 nasoni, pequeñas fuentes de hierro fundido que encuentras en casi cada esquina —solo en el centro histórico hay unos 200. Se llaman así, “narizones”, por su caño curvado, que recuerda a una gran nariz. Vierten agua potable de forma continua, fresca y gratuita, la misma que llega a las casas.
Beber de un nasone es un pequeño rito urbano. Si quieres hacerlo directamente (sin vaso ni botella), hay un truco que todo romano conoce: tapa con el dedo el orificio por donde normalmente cae el agua hacia abajo. Al hacerlo, el chorro se redirige y sale por un pequeño agujero superior. Basta con acercarse y beber —sin tocar la boquilla, así que es completamente higiénico.
Estas fuentes no son solo prácticas, también tienen valor simbólico: representan la solidaridad urbana y ayudan a mantener el agua en circulación, evitando el estancamiento. Su coste de mantenimiento es bajísimo (entre 3 y 5 euros al día por fuente), y en 2024 se celebró su 150.º aniversario (gracias Wikipedia y Acea por estos datos).
Los primeros nasoni se instalaron entre 1872 y 1874. Algunos modelos originales, con tres boquillas en forma de dragón, aún se pueden ver en Piazza della Rotonda o en Via della Cordonata. La mayoría, sin embargo, evolucionó hacia el diseño actual de una sola boquilla.
Hay una app para ver todos los puntos hídricos de la ciudad: no solo nasoni, también otras fuentes y casas del agua. Estas son pequeños quioscos donde puedes llenar tu botella con agua natural y con gas, fresca o fría. Gratis. Descarga Acquea en Google Play o en la App Store.
Esta semana Este mes hace…
(seis años)
insalata di fagioli e cipolla
(cinco años)
pasta pomodoro e cozze
polpette di carne
(cuatro años)
el tramezzino -el sándwich de venecia
transparencia de hojaldre y manzana
(tres años)
(060) Fondo de nevera
(061) Le pizze, il catalogo è questo
(dos años)
(111) Los libros de mayo
(112) 15 comidas de mayo
(un año)
(143) Mayo 2024
(144) Comer en la provincia de Roma
Dos recetas de Ottolenghi (de Simple)
Risotto alla pizzaiola
★ [Italia] [tristificación] Hay que tener cuidado cuando se desea que lleguen más turistas. This Italian Port City Transformed Its Identity. Here Come the Tourists.
De Bari y de la calle de la pasta escribí aquí:
★ [Italia] [tristificación] Escribía Michela Murgia1 que “la tradición es lo que los pueblos hacen para ellos mismos, y el acto folclórico lo que hacen para el disfrute de los extranjeros”. Il fenomeno delle sfogline in vetrina nei ristoranti turistici sta diventando un problema
★ [Italia] Menos mal que hay quien a la cocina italiana la quiere y la respeta 🧡 Antipasto: cómo disfrutar en casa de la fiesta del aperitivo italiano
★ [Italia] [panettone] Faltan exactamente seis meses para Navidad así que supongo que ya podemos hablar de panettone. El de Infermentum es el que hasta ahora he comprado, via Casabase. La storia del laboratorio artigianale di lievitati Infermentum in Veneto
★ [influencers] [overtourism] Y tú, ¿te írias de viaje a Italia conmigo?2 Would You Fly Around the World for Your Favorite Food Creator?
★ [overtourism] La duda que tenemos siempre cuando viajamos: ¿lo contamos? ¿No lo contamos? ¿Si sí, cómo? The Travel Writer’s Dilemma: Share, or Gatekeep?
★ [basuratourism] Soft power es también invitar a prensa e influencers a hablar de las maravillas del turismo en la costa del Sahara Occidental, mientras sigue la diáspora Saharaui. Qué ver en Dakhla, Marruecos: el paraíso del kitesurf
★ [sanidad] La mejor forma de apoyar la sanidad pública es usándola (y quejándose cuando no funciona bien y votando a quien la defiende). Las familias gastan un 50% más en sanidad que hace dos décadas
★ [lo del comer] Mikel Iturriaga poniendo un poco de sentido común, como siempre. Los límites de la mejor croqueta: ¿debe parar el circo de los concursos gastronómicos?
★ [cocina] Yotam Ottolenghi ha empezado una serie de publicaciones sobre ensaladas y te las recomiendo mucho (es en inglés, pero ¡hola traductor automático de Chrome!). What makes an Ottolenghi salad?
★ [café] Más sentidiño, esta vez alrededor del mundo del café, en este caso de
. Cuando el vaso importa más que el café★ [leer] En esta era de privilegio tendemos a -lo voy a decir mal, seguro, pero espero que se me entienda- abrir mucho la mano y dejar pasar muchas cosas, incluso la idea de que hay libros más difíciles o menos asequibles. Leer este texto de
me ha consolado un poco. Leer bonito es igual de “difícil” que leer feo. Los clásicos no son complicados. Ignorarlos es igual de equivocado que ignorar a la literatura contemporánea. No hace falta preparación para leer a Proust, Dickens, Austen o Tolstoj -igual que no la necesitas para escuchar música clásica o visitar el Prado.y para terminar
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