“¿Qué cosas echarás de menos cuando te marches?” es una pregunta que me hago mucho. Si mañana me mudara a Bratislava ¿qué echaría de menos de España?
Sé qué echo de menos de Italia -he ido echando de menos cosas distintas a lo largo de los años. Algunas cosas han sido sustituidas por otras, otras ya son tan inalcanzables que se me han olvidado.
Al principio - llevo ya 25 años en España! - echaba de menos lo fresco y las cosas de diario. Cosas como el cappuccino, cierta verdura, un queso fresco.
No me considero una expat ni una migrante -aunque la Fundeu dice que si me he mudado a otro país para establecerme en el sí soy una in/emigrante- pero los primeros meses y años en España junto con la excitación de las novedades había mucha frustración. ¿Cómo qué los croissant son pegajosos?
En 2019 en Vittles hablaron de “los regalos de maleta”-la entrada es para suscriptores.
Los regalos de maleta son esas cosillas, menudeces a menudo, que llevas de vuelta de tu país. O las que pides a las que van de viaje. Las que pido a los que vais y me preguntáis (os quiero mucho).
Las peticiones se autolimitan ante todo por conservación (nada de cavolo nero o ricotta fresca) o precio (no culatello di zibello). A lo largo de los años, estas son las cosas que he pedido o que me he traído de vuelta.
Snacks. Cipster y Fonzies ante todo. Los Fonzies se parecen a los Riskettos pero tienen un aroma artificial todo suyo y los Riskettos se quedan en pura metadona. Las Cipster no tienen igual, y sólo ahora empiezo a desengancharse.
Caramelos. Galatine -leche en polvo comprimida, las amas o las odias-, Golia -pequeños caramelos de regaliz, fundamental que sean los envueltos de uno en uno a mariposa. “Chi non mangia la Golia o è un ladro o è una spia” no lo olvidaremos nunca- o las Polo -aros de menta, a veces me decís que se encuentran en España pero nunca las vi. Luego están las serias: las Pastiglie Leone -que me gustan por su contenido y por su continente- o el regaliz de Amarelli -sabías que es una de las principales producciones de Calabria? Estas pastillas en realidad se encuentran con cierta facilidad en farmacias españolas, y sus cajita son una maravilla.
Chocolate. Confieso que
echoechaba de menos los Kinder Cereali. No sé por qué nunca llegaron a España, porque son de lo mejor que ha hecho Ferrero: una barrita de chocolate Kinder con arroz suflado. Sé que en este momento el chocolate kinder no tiene una gran prensa (quiero hablar de eso con más calma pero hoy no me da tiempo) pero de verdad, probadas. QUIETOS PARADOS QUE ACABO DE DESCUBRIR QUE AQUÍ SE LLAMAN KINDER COUNTRY ¿os suenan?Los kioscos de prensa. La prensa en papel está en declive en Italia igual que en España, pero sigue siendo más abundante y diversa. Aparte del concepto kiosco en sí, echo fortemente de menos algunas revistas, salvavidas de los viajes en tren o cita irrenunciable semanal o mensual. Ante todo Topolino, que en España se publicó durante un tiempo como Don Mickey creo. Es una revista semanal, dirigida teóricamente a público infantil, aunque estoy segura de que somos aún muchos los adultos que la leen. Las historietas reflejan acontecimientos de la actualidad, y dicen que es la publicación con menos gazapos y mejor gramática del panorama italiano. De La settimana enigmistica había hablado ya aquí. Más de 90 años de crucigramas, hay generaciones enteras unidas por Il Corvo Parlante. Dos más: Il Giallo Mondadori y Urania. Desde 1929 la primera y desde 1952 la segunda cada semana llevan a los quioscos novelas policíacas y de ciencia ficción. Papel barato, lo que desde 1994 llamamos pulp. Literatura de género que se diría ahora, de calidad: no son las novelitas de Marcial Lafuente (novelitas que acabo de descubrir y que ahora deseo poseer). Es con Urania que la mayoría de los italianos descubrió la ciencia ficción, y es con los libros amarillos que me leí toda Agatha Christie. Por cierto, pequeña anécdota: los policíacos o noir en italiano son i gialli (los amarillos) a raíz del color de estas novelas.
★ Hay quien los llama panzerotti, quien calzone fritto. A tus ojos quizás son empanadillas. Qué más dan las palabras, es masa de pan (pizza) rellena de queso y tomate.
★ Para San Giorgio (que es San Jorge, sí, pero) se hace el pan de mej. Mej de meino, o sea miglio, mijo. Ahora se sustituye la harina de mijo por harina de maiz, lo cual es más gracioso en Galicia: a la harina de maiz se le llama fariña de millo, nombre que a su vez deriva del mijo/millo miúdo. Otro toque distintivo, las flores de saúco. Es una receta italiana pero bien podría ser gallega.
★ El New Yorker habla de All’Antico Vinaio -que por lo visto está haciendo un pop-up en Nueva York- pero es todo hype. No, no estuve, pero escucho a quien sí está ahí.
★ Sabemos poco de la microbiota, pero algo de lo que sabemos lo ha contado Cristina Sáez con La Fundación Alicia. El libro es este.
★ “¿Y si nos quitamos de Netflix?”. Esto le pregunté a Jorge en otoño, y llevamos más de 6 meses netflixless. No fue por ninguna razón en particular, sencillamente me di cuenta de que estorbaba. Tenía la intuición de que con menos opciones veríamos más tele, y así ha sido. Al parecer es algo que está pasando.
Hoy no llego a hablar ni de películas ni de libros ni de otras cosas bellas. Para la siguiente. Pero os dejo un capibara que se tira pedos en una bañera con patitos.
Las pipas de girasol!
Comida. Creo que echaría de menos muchas comidas. Y el pan.