(165) Enero 2025
El privilegio, el lujo, la vida. Y lo que escuché-leí-comí en enero
Lo sé que es el 15 de febrero, tengo un calendario, muchas gracias. Hasta el día 3, que saqué la newsletter del regaliz, no pude ni empezar a recopilar las cosas de enero, el día 5 nos fuimos tres días a Madrid y ahora estamos acabando la Semana Santa de Sanremo. Fue justo en Madrid, en una habitación de hotel que costaba casi un tercio de lo que gano al mes que pensé en cómo quería empezar esta newsletter.
Por trabajo, mío, de Jorge o de los dos, viajo mucho. Como y me alojo en sitios que no me podría permitir con mis ingresos, no con esta frecuencia. Es normal, es mi trabajo. Igual que el comentarista de fútbol, con acceso exclusivo a partidos, o el crítico de cine con pase de prensa en los festivales o quien comenta las pasarelas de moda, yo tampoco soy el público final de muchos de estos sitios. Soy una intermediaria. Entre los sitios y el público, porque los cuento y, quien sea afín a mi mirada, toma nota. Entre el local y otras realidades: cuando hay que organizar un evento está bien saber quién está haciendo qué, por tipo de cocina, por edad, por inquietudes. Así es como vivo esta suerte de trabajo que tengo: siempre dando un paso atrás y mirando las cosas con un poco de distancia, pensando en a quién se dirigen, si consiguen hacerlo bien, cómo contarlo.
Es difícil hablar de dinero, pero ahí voy a meterme en un berenjenal. El dinero es muy relativo: excepto cuando tienes problemas reales como tener que escoger entre calefacción y comer, lo que nos parece bien gastar en algo superfluo1 es algo muy personal. Yo no concibo pagar 100 euros para un partido de fútbol2, pero sí para una comida en un restaurante. He salido de sitios cabreada por haber tirado 40 euros y feliz de otros donde la cuenta fue de 175. El distingo que siempre hago es entre “esto no vale ese dinero” y “ojalá tener xxxx dinero para poder pagar esto más a menudo”. Por supuesto te duele menos si la mala experiencia ha costado solo 10 euros, pero siempre intento analizar el por qué de un precio.
He estado en varios hoteles donde la habitación costaba entre 300 y 750 euros la noche. Más desayuno, qué te crees. Hay razones objetivas para que una habitación cueste más que otra: los metros cuadrados, el tamaño de la cama, las sábanas de 300 hilos, la posición del hotel, si hay ascensor o no, las amenities, y un largo etcétera. Podrá merecerte la pena o no, pero está claro que si tienes 5 habitaciones de 30 metros cuadrados no cobrarás lo mismo que si tienes 15 habitaciones de 10 metros cuadrados.
El mismo discurso vale para un restaurante: el número de empleados, la distancia entre mesas (menos mesas, menos comensales, más toca pagar entre todos), la calidad de la vajilla, los manteles, los ingredientes que se usan, el alquiler del local. Todo esto antes de entrar en la calidad de la cocina o del éxito que tiene.
Y luego hay precios que se explican solo como barreras de acceso. ¿Qué puede ofrecerme una habitación a 750 euros que justifique ese precio? Ese espacio, esa ducha, esas sábanas y esa televisión la tenías en un hotel de 250: ¿qué te da que justifique un precio triple? La única respuesta que encuentro es: la exclusión de quien no lo puede pagar. Es decir, pagas por adquirir el privilegio de mezclarte con menos gente, o con solo cierto tipo de gente.
Esto, que ya es bastante tremendo de por sí, tiene otro desarrollo inquietante: pagas para adquirir algo que diga a los demás que tú has pagado. Un poco como la app I Am Rich cuya única función era que los demás supieran que habías podido gastarte 999 dólares en algo inútil. O como las barritas para el pelo de Balenciaga, que no cuestan 275€ porque sujetan el pelo mucho mejor que las de 2,75€ o porque el diseño sea revolucionario. Como un Luisvi -porque sospecho que una cosa es un buen bolso de piel, que tiene justamente un cierto precio por materiales, artesanía y diseño, y otra cosa tener un bolso que grita CUESTO MILES DE EUROS.
En los hoteles -no exctamente de lujo, yo diría más bien aspiracionales- esto se traduce en las pulseras: según el color de tu pulsera tienes acceso a este o aquel espacio, y se crea una micro sociedad basada en las castas (pulseras) y las subsecuentes envidias. Los de la pulsera unpocomásqueelmínimo se dicen “Mira, esos tienen la pulsera nopuedopermitirmemás” y se sienten superiores, y a la vez envidian profundamente los de la pulsera tengodinerosíyqué. Porque las pulseras se ven, están hechas para ser vistas, todos -menos quizás los de la pulsera nopuedopermitirmemás - quieren que se vean. Es como si fueras por la calle con tu nómina tatuada en la frente.
Esta forma de operar diría chabacana la he visto en otros hoteles que yo pensaba ser de lujo -de lujo para mí, que tengo un sueldo medio. Puede ser un Access, un Club, un Members: si pagas algo más el check in es en un mostrador aparte, que se vea que no eres un común mortal. La butaca es más cómoda, o al menos lo aparenta, y automáticamente todo lo que está ahí te parece mejor. Da igual si lo es, y ya no sabes si es que se ve que es mejor o es tu cerebro que traslada calidades de lo que ves a lo que es. Incluso quien te atiende es más -más guapo, más amable, más elegante. Si eres miembro de este club puedes tomarte tu café en una salita aparte. ¿Es más bonita? Boh, a mi no me lo parece, pero sospecho que el atractivo está en que todos sabemos que si estás ahí has pagado más. A mí esto me parece lo opuesto de atractivo, pero claro, yo no soy el target de estos sitios.
Porque no estamos hablando de personajes famosos o alto cargos de un gobierno, que aparte de cuestiones de seguridad pueden querer un ambiente más privado: a esos no los ves, han alquilado una planta entera y ni vas a oler la sospecha de que estén cerca. Y tampoco hablamos de los verdaderamente ricos, que se mueven en otras capas de la realidad, se relacionan con otras aplicaciones, otras agencias de viajes, otras marcas de ropa.
Hablamos de segregar los clientes en capas, para que se sientan especiales, entre otras cosas. Porque si tienes ese espacio, ese mostrador, esa sala, esa terraza, por qué no ponerla a disposición de todes? ¿Qué es lo siguiente, el ascensor normal y el ascensor VIP?
Y si llevamos este razonamiento al restaurante, qué podríamos tener? Si reservas el menú A, comes aquí y no allí donde los del menú B, el agua llega en esta jarra y no en la otra, tu baño será así y no asá. Compra tu experiencia y sobre todo enséñala.
Todo esto mientras en la gala de los Goya Carolina Yuste declara: “Soy una privilegiada, puedo pagar el alquiler de mi casa”.
Pongámonos en situación: el privilegio, a día de hoy, es poder pagar el alquiler. Pocos contendores estamos quemando.
Próximamente y autobombo
★ Vamos calentando motores para el Fórum Gastronómico de Galicia: del 23 al 25 de marzo estaré trabajando en Coruña, coordinando el espacio Coffee Forum y presentando algunas ponencias.
★ Las últimas publicaciones en la web:
y una receta: Bizcocho sefardí de mandarinas y almendras
★ En Directo al Paladar he escrito de Maina, el esperado retorno de Alberto Lareo a Santiago de Compostela es tal como lo imaginábamos
★ En El Comidista hay dos recetas de aquí y de allá: una Pasta con sobrasada que nace como pasta con ‘nduja y una Skordaliá griega que podría ser unas papas aliñás machacás. Te recuerdo que puedes ver todas las recetas que he publicado (en web, newsletter o Comidista) aquí.
Sinclair Lewis : Arrowsmith (en inglés 1925) (De Bolsillo, traducción de Carlos de Onís, 2022). Un libro curioso, en el sentido de que se nota épico y sin embargo no resulta conocido. Es la historia del doctor Arrowsmith, de su ascenso por la escalera social, y de paso tenemos una visión del desarrollo de Estados Unidos desde finales del siglo XIX hasta los años 50 -el tema central es la medicina, pero vas viendo pasar coches, hogares, ropa, cultura… Escribí algo más de ello en la web.
Tiziano Scarpa: Venezia è un pesce. Es una pena que la edición española esté descatalogada. Por otro lado, aunque confío mucho en el trabajo de los traductores, es una delicia leer a Scarpa en italiano. Si puedes, hazlo en voz alta: el sonido de su escritura es algo que él cuida mucho, escoge las palabras con atención y delicadeza. La mejor guía contemporánea de Venezia, sin duda. Escribí algo más de ello en la web.
En el vídeo, una entrevista a Scarpa sobre este libro, y sobre su Venezia.
Giulia Scarpaleggia: Cucina povera. Un libro general de cocina italiana -no estoy del todo de acuerdo con que todas las recetas encajen en el concepto de “cucina povera” pero eso es lo de menos. Platos tradicionales de toda la península explicados de forma sencilla. Es un poco caro por lo que es (casi 45€), yo esperaría a que esté en oferta, o si no, cogerlo en ebook. Podéis seguir a Giulia en Substack:
Desde noviembre sin compartir música, esto no puede ser.
Enero ha sido mes tranquilo, con una única salida larga, a Mérida. Hubo alguna comida decepcionante que no voy a mencionar, y mucho, mucho café. Puedes ver todos los sitios de los que hablo en este enlace.
Casa Lestón
La primera escapada del año fue a Costa da Morte y aproveché para volver a Casa Lestón. El local es sencillo y el interior más, pero todo funciona siempre bien. Los calamares en su tinta, rigurosamente con patatas, lo que quería yo. Es una pena que suelan estar pasados de sal, aun así volveré a pedirlos. La caldeirada era perfecta (el punto del pescado) y demasiado abundante, así que se vino en un tupper a casa. De postre, el calleiro, pudin de pan. Gastamos unos 40€ por persona.
Casa Lestón - Rúa da Coruña, 29, Sardiñeiro de Abaixo (A Coruña). Instagram + Maps
Gunnen
Gunnen es el nuevo proyecto de Chechu Rey en el barrio coruñés de Matogrande. Tres mesas, tres menús degustación de 71€, 86€ y 100€, solo por reserva. Platos distintos, personales, algunos locos (un postre de ciruela osmotizada con ajo? Sí gracias). Me gustó mucho y os lo recomiendo por una comida especial y distinta. Y tiene el mejor café que haya tomado en restaurante en mucho tiempo.
Gunnen - Rúa Juan Díaz Porlier, 15, A Coruña. Instagram + Maps + Carta
Maina
He vuelto a Maina para probar el menú del día, antes de publicarlo en Directo al Paladar. Tengo ganas de volver una tercera ya: cocina sencilla, verdura bien tratada, precio más que razonable. El menú del día (“ejecutivo”) está a 17€, y a la carta se gastan unos 35€ más bebidas.
Maina - Av. de Ferrol, 7, Santiago de Compostela. Instagram + Maps + Carta
Sawadi
En el viaje a Mérida a pastear y migar en la dicha* volvimos a Sawadi, del que había escrito hace poco más de un año. Cocina tailandesa en un bar de toda la vida, sabroso, bien de precio, no hacen falta más explicaciones.
Sawadi - C. Toledo, 85, Mérida (Badajoz). Instagram + Maps + Carta
O Bistró do Inglés
O Bistró do Inglés es el pop-up que hizo O Camiño do Inglés hasta el domingo pasado -escribí de ello aquí- pero todo el año va a haber actividades y locuras en el restaurante de Ferrol, para celebrar sus 15 años, así que atentos a sus redes.
O Bistró do Inglés - Rúa Espartero, 77-79, Ferrol. Instagram + Maps + Carta
La Mole di Torino
En Vigo hay pizza rica en La Mole di Torino: masa crujiente, bastante ligera y sabrosa, e ingredientes bien puestos (eso es: ni demasiados, ni demasiada cantidad). Más info aquí.
La Mole di Torino - Rúa de Venezuela, 50, Vigo. Instagram + Maps + Carta
Cafés
Del tema café de especialidad tendré que escribir con calma algún día (porque hay muchos sí-es y unos cuantos no-es, y podríamos decir lo mismo de los cafés ‘de antes’, y por eso aunque me ría con las gracias de Pantomima Full siento que el debate se banaliza y acaban pagando el pato los que no deberían)
Reis Coffee Co.
Hay cafetería de especialidad nueva en Santiago -creo que es la primera en el Ensanche. Espresso rico, precios de momento como los cafés detodalavida.
Reis Coffee Co. - Av. de Rosalía de Castro, 57, Santiago de Compostela. Instagram + Maps
Baburu Coffee
Cuando estamos por ahí, le echo un ojo al mapa de Coffee and Translation para ver dónde tomar un café decente. Baburu llegaba recomendado por partida doble también por Le Falta Picante -un local minúsculo pero con terraza, cafés de San Agustín.
Baburu Coffee - Pl. del Maestro, 2, Zamora. Instagram + Maps
Zeri’s Coffee
Tenía referencias de Zeri’s Coffee desde que el año pasado estuvimos en Café y Queso en Salamanca. Tienen dos (creo) locales en Cáceres, y es el tipo de cafetería que me gusta encontrar: buen café (son tostadores), buen servicio, ambiente acogedor y clientela “normal” entregada. Quiero decir, no hay una sensación de elitismo, al revés: llevan buen café al gran público. También es verdad que con el terrible torrefacto que impera en Extremadura no es difícil convencer a los clientes.
Zeri’s Coffee - C. Gil Cordero, 7, Cáceres. Instagram + Maps
HiDay
¿Qué mejor lugar para una cafetería de especialidad que el edificio del Colegio de Arquitectos? En Vigo, hormigón bruto, ambiente esencial. Tienen cafés de Hola Coffee y Café Singular.
HiDay - Calle Dr Cadaval, 5, Vigo. Instagram + Maps
Cafetea
Pequeña y bonita cafetería en el centro de Ferrol, trabaja con distintos tostadores: San Jorge, San Agustín, Ineffable coffee o Puchero. El espresso que tomé estaba realmente rico.
Cafetea - Rúa Magdalena, 78, Ferrol. Instagram + Maps
Desayunos
Floco
De Floco puedo decir algo parecido a Zeri’s: qué gusto ver un sitio con buen café que ofrece también desayunos (no solo bollería dulzona). Floco, en Mérida, estaba hasta arriba el sábado a las 10 de la mañana. Aproveché para probar una parisina: con jamón de york y queso fundido (con mantequilla), tal y como me había recomendado Isabel Sánchez Flores en este artículo.
Floco - C. Delgado Valencia, 6, Mérida (Badajoz). Instagram + Maps
Black Cat Santiago
Ha abierto hace nada Black Cat Santiago, un local de comida vegana al principio de San Pedro. Finalmente un desayuno rico y de precio humano! 2,50€ por las tostadas con mantequilla (veg) y mermelada, café Lua más que correcto. Quedo con ganas de volver a probar la cocina.
Black cat Santiago - Rúa de San Pedro, 3, Santiago de Compostela. Instagram + Maps
★ A mí me gustan las novelas de Antonio Muñoz Molina, y respeto su escritura. Esto no quiere decir que a veces sus artículos en El País me parezcan rabietas de señor con suspensorio. Desde el cariño, Antonio, de verdad. Invitación a una revuelta
★ Do you know Sfogliatella?
★ SI alguien me dice que hay una forma de hacer la cremita de la Cacio e pepe más fácilmente, yo le creo. Aun no la he probado (implica usar algo de maicena, si lo he entendido bien) pero lo haré seguro. The Simple, Science-Backed Technique for Perfect Cacio e Pepe Every Single Time
★ Ahora que Trump ha amenazado con quitar el ius soli se vuelve a hablar de la cuestión de la nacionalidad: ¿quién tiene derecho a reclamarla? ¿El hijo de alguien que la tiene? ¿El que nace en ese lugar? ¿El que paga los impuestos en ese lugar (por ejemplo, digo yo)? Citizenship by Birthright? By Bloodline? Migration Is Complicating Both.
★ Compartí este artículo en el grupo de discusión de Telegram abierto: ¿conoces los Cuentos por teléfono de Gianni Rodari? Hace no mucho ha sido traducido en Estados Unidos y el New york Times le dedica un artículo. Yo he aprovechado para volver a leerlo. A Literary Genius Who Championed Nonsense
y para terminar
Y comer fuera es casi siempre algo superfluo.
Seguro que hay partidos que cuestan mucho más pero vivo ajena a ese mundo, ya ves.
Che bello leggere qualcosa su di te e il tuo lavoro, grazie per questo dietro le quinte ps: la torta sefardita mi incuriosisce molto, quindi grazie di nuovo, buona domenica, x