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(182) Vaya vaya, no vamos a la playa
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(182) Vaya vaya, no vamos a la playa

Una visión complementaria a las vacaciones de sol y playa en Italia

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Anna Mayer - Panepanna
jul 17, 2025
∙ De pago
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(182) Vaya vaya, no vamos a la playa
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Cuando decidí qué quería contar hoy pensé: qué cansinos estamos siendo. Todos. Con todo. Me puse un poco perezrevertiana, vaya, al borde del “es que ya no se puede hacer nada”.

No voy por ahí, esta no es una newsletter con moraleja, que te haga sentir mal por algún privilegio. Tampoco es un todo vale. Vivimos días complejos y algunos cargamos con todas las culpas del mundo mientras el mundo se va a pique de la forma más absurda.

Como dice Laura Marajofsky en su última newsletter de

Mapa de Barmaids & Afines
-ella habla de comer, yo de viajar, pero se puede aplicar un poco a toda la vida:

Entonces, ¿qué hacemos? Es una respuesta compleja, y un poco como decimos siempre no pretendemos ser brújula moral de nadie porque entendemos que tener tiempo y dinero para poder pensar en dónde y qué se consume es un privilegio que no todos tienen. Por eso cada uno que haga lo que pueda desde donde pueda. Esta es simplemente una invitación a estar atentos y seguir discutiendo.

Hoy hablamos de:

  • La privatización de las playas en Italia

  • ¿Qué se come en las playas italianas?

  • Las playas son también un punto de llegada

  • Música de verano

  • El mapa del comer en Firenze, actualizado (mapa para suscriptores de pago)

¿De quién es la playa?

Si vas a la playa en Italia, es posible que te encuentres con que está tomada por tumbonas y sombrillas de un chiringuito, o que aprendas el concepto de spiaggia libera, playa libre. En Italia, la spiaggia libera no es un tipo de playa salvaje ni nudista, es simplemente la playa donde no se paga. Porque sí: en muchas zonas del país, hay que pagar por acceder o estar en la arena. No es una excepción, es la norma. Y el fenómeno no es exclusivo de Italia.

Lo que se paga es, técnicamente, el alquiler de la sombrilla con tumbonas. A cambio de una cifra que ronda los 30-40€ al día (aunque hay sitios más caros), tienes acceso a las instalaciones, cada stabilimento tiene las suyas. Piscina, cabinas para cambiarse, espacio de animación infantil, chiringuito, bar, pedaló (patín de agua)… Puedes reservar tumbona, cama o silla, añadir extras como una botella de espumoso, llevar a tu perro y que tenga su bañerita o un helado. Si vas con niños, puedes dejar ahí juguetes y colchonetas. La verdad, suena apetecible. Pagando, alguien soluciona todas tus incomodidades.

A cambio, no queda playa para los demás.

pincha en la imagen para ver una panorámica de esa costa

Italia: spiagge, concesiones y protestas

El sistema de los stabilimenti balneari o bagni siempre ha existido, pero ha ido a más en en los últimos 15 años. Y si nunca fue algo del agrado de todos, según ha ido comiendo arena (y subiendo de precio) también ha suscitado más polémicas.

Las concesiones de estos stabilimenti son dadas por las administraciones locales, ayuntamientos, regioni o estado, con una confusión burocrática muy vivaz y característica de Italia. Los stabilimenti pagan muy poco y recaudan mucho. para añadir más gracia a todo esto, las concesiones son vitalicias y hereditarias. Un plan sin fisuras (para ellos).

Algunos datos:

  • En 2023 había 7.244 stabilimenti balneari registrados, casi 1.500 más que en 2011.

  • Ocupan más de 18 millones de metros cuadrados del litoral. He controlado este dato porque me parecían muchos metros cuadrados pero es así. En porcentaje, es un 23% de la costa.

  • Algunas regiones (como Liguria o Emilia-Romagna) tienen menos del 30 % de costa realmente libre.

  • Las licencias se rigen aún por un sistema que Europa considera desfasado. La Directiva Bolkestein de 20061 exige licitaciones públicas pero sigue sin aplicarse. Claramente los operadores que llevan generaciones pagando una miseria no están nada contentos. El año pasado incluso hicieron una huelga de protesta: de 7,30 a 9,30 (porque quejarse sí, pero dejar de recaudar no, ¿qué somos, comunistas?).

  • Las protestas han aumentado, y todos los veranos sale el tema. El verano pasado grupos como Mare Libero o Legambiente se movilizaron pidiendo que al menos el 50 % de las playas sea de acceso libre. Ya ves, cuanto menos tienes, menos pides.

Vidas de playa

La vida de playa es distinta en cada zona -está claro, piensa en cómo es ir a la playa en la costa de Cádiz, en Málaga, en Galicia, en Cantabria, en Benidorm o en Mallorca. Distinos tipos de playa, distinto clima, cantidad de gente, etc. Lo mismo pasa en Italia, con el añadido de que tienes el jolly de que haya establecimientos balnearios. E incluso eso varía de zona a zona.

La Romagna es el lugar más tópico cuando se habla de playa de masas, un poco como Benidorm en España. Rimini, Riccione, Cattolica, Cesenatico, Milano Marittima. Si miras el mapa(pon vista satélite) verás que la Riviera Romagnola existe de verdad, una única, larga playa (que luego sigue por la costa de las Marche y de Abruzzo). La vida en verano se hace en los bagni: primero está el de tus padres, donde pasas la infancia, luego están los de la adolescencia, los de tus amigos -y entonces irás de visita a uno o al otro. Y así llegas a la juventud con una sólida cultura dei bagni.

La Versilia, la costa de Lucca (Toscana), es otro clásico de vida de playa.

Al sur hay de todo -muchas rocas, difíciles de gestionar para los establecimientos, además de no ser del agrado de las familias, pero también hay playas, y stabilimenti. La Puglia se ha puesto al día en los últimos 15 años y ahora es meta casi de lujo, con stabiliemnti que cobran hasta 80 o 100€ para un día de sombrilla.

Una diferencia importante que hay entre las distintas zonas es que mientras en Romagna en general puedes poner tu toalla a orillas del mar en cualquier lado, sea playa libre o de un bagno, en Puglia al parecer te crean problemas -cosa que es probablemente ilegal pero tú ibas a la playa a estar tranquilo, no a discutir con energúmenos del turbocapitalismo.

En muchos establecimientos ahora se puede reservar todos los servicios on line y muchos usan la plataforma de Spiagge.it, donde puedes seleccionar hasta la bañerita hinchable para tu perro. Porque en Italia se paga por poner una toalla en la arena, pero al menos puedes llevarte a tu perro. No somos bestias.

España: ¿una deriva similar?

De momento, en España la situación es distinta, pero sirva esta newsletter de aviso para ver a qué se puede llegar. La ley española garantiza el acceso libre al mar, pero en la práctica crece la ocupación privada del litoral.

Un buen resumen lo ofrece este artículo de El País

👉 La ‘guerra de las sombrillas’: multas de 750 euros por reservar sitio en la playa y tumbonas de pago en expansión.

  • En algunos puntos del litoral marbellí “se supera el 40 % de ocupación privada de la playa”.

  • Las playas urbanas pueden tener una ocupación del espacio del 50 % y las naturales del 10 %.

  • Los principales indignados son vecinos que consideran “una vergüenza tener que pagar” para ir a “sus playas”, ya que visualmente les da la impresión de que las tumbonas privadas ocupan mucho espacio.

  • Por ley, el acceso al mar y el tránsito por estas playas está permitido y es gratuito para todos, pero en estos lugares no se puede colocar la toalla, tumbona o sombrilla propia ni hacer castillos de arena o similares.

Un menú playero

Para ir hacia algo más ligero, hablemos de comida. ¿Qué se come en la playa en Italia? Helados y bebidas frías están en todas partes, pero luego cada país tiene sus peculiaridades.

En las playas de Portugal hay hombres que cargan con neveras portátiles llenas de bolinhas, berlinas simples o rellenas de crema. Hace tiempo recuerdo haber visto una app para poder reservarlas online (le decías en qué playa y a qué hora y te las llevaban) pero no la encuentro: igual no era un gran negocio.

Según este artículo de El Mundo, la costumbre de las bolinhas se debe a la presencia de familias judías alemanas refugiadas durante la Segunda Guerra Mundial. No lo tengo claro (además las llaman pfannkuchen, que no tiene mucho que ver), pero oye, yo lo dejo allí.

El hecho es que los bomboloni (que no son otra cosa que un tipo de berlina) son un clásico sobre todo en las playas del Tirreno, entre Toscana y Lazio. Y a este punto es obligatorio poner a Gianna Nannini:

El tópico por antonomasia del vendedor ambulante es el que grita “¡Cocco bello!” y por un módico precio te da un boleto para una gastroenteritis disfrazado de trozo de coco.

Algo parecido pasa con la grattachecca, preciosa costumbre que queda bien en vídeo pero que no le recomendaría ni al jefe de Desokupa (bueno, a él quizás sí).

Más cosas que puedes comprar en los quioscos en la playa -que ahora se llaman todos chiringuitos, así, en español: piadinas, schiacciata, focaccia…

¿Y debajo de la sombrilla?

Allá cada familia. En mi casa éramos superfrugales: schiacciata simple (en la Elba), como mucho un bocadillo, y fruta.

Cuando se iba en grupo -abuelos, tías, primos- se llevaba un gran tupper de pasta fredda o insalata di riso, que acababan regularmente aliñados con la arena.

Pero hay quien lleva cosas mucho más elaboradas:

A mí eso del filete empanado en la playa me parece muy pesado y complicado de hacer, pero me cuenta mi amiga Claudia, de Ravenna (costa romañola) que con sus padres llevaban cappelletti al ragù.

Y desde Chipre, Carolina Orphanidou me escribía:

en Chipre llevamos bocadillos con halloumi y lountza (lomo de cerdo ahumado), y pepinos y tomates aparte, no dentro del bocadillo. Patatas fritas de bolsa, fruta. Los vendedores ambulantes venden helado, koupes (como kibbeh, pero más grandes y con cerdo) y pombes (como churros, pero más densos y empapados en almíbar).

La playa de quien llega

No olvidemos que las playas, en Italia así como en España, son también un lugar de llegada, de esperanza y de muerte.

Desde que en marzo de 1991 llegó el Vlora al puerto de Bari, cargado de miles de albaneses, no podemos ignorar que la frase “l’ultima spiaggia” es, a veces, terriblemente real.

¿La ironía?
El modelo de explotación turística de las playas italianas ahora se está desarrollando… en Albania.

Y Trump tiene sus ideas sobre Gaza.

La playlist

Una banda sonora para leer esta newsletter bajo la sombrilla o en el metro con calor:

Próximamente y autobombo

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★ ¡Soy mocatriz! Gracias Sarah Serrano por reconocer finalmente mi veradera vocación. Puedes leerla aquí (¡porque aparte de esto dice otras cosas mucho más interesantes!): Seguiremos escribiendo gastronomía.

★ Esta tarde me voy a Inglaterra, tenía ganas de mojarme así que ¡hola Liverpool a 21 grados y lluvia!

★ Nos leemos el jueves 31 con la newsletter sobre el mes de julio.

★ [crianza] ¡A favor de dejar que les hijes se aburran! D’estate i figli facciamoli marcire

★ [turbocapitalismo] Esa sensación constante de que quieren convencernos de que vivimos por encima de nuestras posibilidades, mientras los beneficios de bancos y grandes empresas no dejan de crecer y nuestro poder adquisitivo se hunde. “El nuevo precariado estructural ya está en marcha, y que su fórmula es medieval: trabajar todo el día para pagar techo y comida, sin más futuro.” Tienes dos años para escapar

★ [cómics] Un retrato de Zerocalcare, el dibujante que tienes que leer (y si es en italiano, mejor) Zerocalcare, el historietista italiano que le da voz a Rebibbia

★ [alimentación] Te hago el resumen de este artículo del Washington Post sobre por qué los italianos no están tan obesos como los estadounidenses: la tasa de obesidad en Italia es muy inferior a la de EE. UU. (17 % vs. 42 %). No se debe tanto a lo que comen, sino a cómo, cuánto, cuándo y dónde lo comen. Porciones pequeñas, pocos tentempiés, entorno alimentario menos agresivo, dieta diferente (menos carne, menos azúcar añadido, muchos menos refrescos, más pescado, más vino y más pasta pero menos calorías diarias en total (unas 200 menos por persona). Why aren’t Italians as obese as Americans? It’s not really what they eat.

★ [turbocapitalismo] Difícil navegar este tema, entre deseo personal y realización previo pago. Hace un par de años que veo cada vez más mujeres alrededor de los 30 años hablando de la congelación de óvulos y me quedo pensando en qué derecho es cuando quien nos lo satisface es una empresa privada. Congelación de óvulos para retrasar la maternidad: ¿es esta la solución?

★ [orgullo] un poco de cocco bello se lo daba también a Aznar. La intrahistoria del matrimonio igualitario: “Aznar nos ofreció una ley si renunciábamos a llamarlo así”

★ [comer en la tele] ¿Habéis visto Somebody Feed Phil? Yo (aún) no pero creo que me horrorizaría. Acepto apuestas (y para la próxima newsletter veo algunos capítulos y os digo quien ha ganado). Somebody Explain Why Everybody Loves Phil Rosenthal

★ [libros] Lo que sí me está gustando mucho es este libro de Dario Ferrari. En italiano es La ricreazione è finita pero lo encuentras traducido al español: Se acabó el recreo, traducción de Carlo Gumpert, ediciones Libros del Asteróide. El fenómeno editorial italiano que revive con humor las sombras del terrorismo de los años de plomo

★ [libros] Íñigo Domínguez recopila libros para leer Venecia. Los únicos que os desaconsejo muy mucho son los de Donna León. Venecia, a pesar de todo: libros para entender cómo sobrevive la ciudad más enigmática del mundo

Aquí, mis lecturas venecianas.

★ [jugar] Un mapa de mesas de ping pong. Visto a

Ainhoa Marzol
. Ping Pong Map

★ [body positive el que tengo aquí colgado] Aceptarse cómo se es… hasta que llegó el Ozempic. La revolución Ozempic y el nuevo culto a la delgadez frenan la aceptación del cuerpo

★ [abbronzatissima] Igual que el alcohol: hazlo, pero sabiendo qué implica. Los médicos destierran la idea de tomar el sol, incluso con crema: “Broncearse es una señal de daño en la piel”

★ [Sicilia] Un bonito artículo en el new York Times sobre Favignana, una isla en el oeste de Sicilia. Es difícil llegar, no vayas. On a Magical Italian Island, Swimming, Stone and Sea

y para terminar

Hasta aquí la newsletter en abierto. Para los suscriptores cariñosos, el mapa para comer en Firenze, actualizado.

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