Junio 2024
Del viajar lento, y de lo que he leído·escuchado·visto·comido para bien y para mal
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Cómo viajaba
Mi primer viaje1 fue en solitario a Viena.
Con 16 años cogí el tren y me planté una semana en el piso que me había dejado Annemarie, viví a base de pan negro y yogur de arándanos de la tienda de abajo de casa, de bocadillos de salchichas en los quioscos y de cafés del centro. Visitaba algún museo, a poder ser gratuito, paseaba mucho, leía más, pasaba horas en los cafés y en los parques. No recuerdo que hacía por las noches, supongo que leer: era el año 1990, internet no había sido inventado aún, yo no sabía alemán y de todas formas en ese piso no había televisión.
Conocía a tres personas en Viena. Una tarde Annemarie y Birgit me llevaron en coche a una bodega en las colinas para un concierto de Lieder que estaba acompañado por un buffet: panes ricos, boles enormes de quesos frescos untables con hierbas y el vino novel que se saca en septiembre.
Una noche Sybil me invitó a una cena, y allí descubrí que el musical Cats no se hacía solo en Nueva York; mis conocidos de ahí eran todos músicos, pero la música antigua pagaba mal y había un trombonista que para sobrevivir tenía que tocar en la orquesta de Cats. Recuerdo que me impactó que eso se considerara un mal trabajo, cándida Anna de 16 años.
Otro día Birgit me invitó a comer a casa de una amiga, que en mi honor preparó una ensalada caprese y unos spaghetti con tomate, “la salsa está hecha bien, con tomate fresco natural” me avisó. Recuerdo p-e-r-f-e-c-t-a-m-e-n-t-e mi perplejidad: ¿por qué en mi honor quieres hacer un plato que te va a salir peor que en mi casa? No se lo dije, pero sí sentí la necesidad de hacerle saber que yo jamás había visto hacer la salsa de tomate con tomate fresco, que para eso están las conservas de tomate. Repunante Anna de 16 años.
Desde entonces nunca he renegado de mi ser turista -somos turistas, siempre, esa trola del viajero bueno y del turista malo es una mentira que nos contamos para sentirnos ¿mejores? o ¿menos culpables?- pero sé cuál es la forma de ser turista que me gusta a mí. Es muy lenta, muy estancial. Mi ideal es estar una semana en una ciudad, visitar cosas y también amoldarme, aunque sea de forma muy superficial, a la vida cotidiana. Bajar a la compra, cocinar, tomar un café y leer la prensa.
Cómo viajamos
Convivo y viajo desde hace 14 años con alguien que está en las antípodas: Jorge quiere ver muchas cosas, y más si es posible. En la cabeza tiene un mapa con muchas estrellitas que indican iglesias, edificios, panaderías, museos, vistas panorámicas.
Su forma de viajar me gusta porque me descubre cosas que yo sola no habría visto, y sobre todo porque no tengo que hacer absolutamente nada: solo decir que sí y dejarme llevar, y nunca me aburro. Si tengo peticiones especiales (quiero probar este plato, quiero tener dos horas de reposo, hoy quiero andar poco, me gustaría echarme a leer a la sombra) solo tengo que avisar un poco antes y mi guía personal recalcula y se adapta.
Mi forma de viajar es menos compatible con los tiempos de la adultez, ¿siete días tirada en un sitio?, y ahora cuando planificamos un viaje distinguimos si es de descanso (cabaña aislada de la que no saldremos en una semana) o de ver cosas (cinco noches, cinco hoteles distintos, quince pueblos a visitar).
Pero eso de ir a una ciudad, quedarse ahí y también ver cosas, pero sin pasarse, aún no lo hemos conseguido. Catania sería uno de esos sitios, volvería unos cuantos días para poder saborear la ciudad de una forma más cotidiana. Bajar a la compra al mercado de la fera ‘o luni, tomar un café, leer la prensa. Quizás un día subir al Etna -aunque esos must de los viajes son los que más pereza me dan, las cosas como son- pero lo que quiero es el día a día, como el que tuve hace 35 años en Viena. Confieso que también querría volver a Catania para ir a ver al menos uno de los foodpornari.
Próximamente y autobombo
La primera temporada de Ahítas ha terminado: en el último episodio hablamos de helados, desde los romanos hasta hoy. Nos tomamos un par de meses para descansar ideas, nos encantaría escuchar las tuyas. Puedes escucharnos en Spotify e iVoox; ¡somos breves y entretenidas! ¡Síguenos, escúchanos, ponnos estrellitas!
Dentro de un par de semanas, la próxima entrega de la newsletter. Volvemos a Venecia, esta vez ampliando el foco a toda la provincia, islas incluidas. Aprovecho para actualizar el mapa de Venecia y para proponer una receta.
Si es posible, enlazo a la plataforma donde las vi (normalmente Filmin o Prime). Aquí el diario que intento mantener en Letterboxd.
De menos a más, más o menos
Yo entiendo el por qué de los remakes. Hay películas que aguantan en los años mientras otras son hijas de su tiempo y es necesario volver a proponerlas con actores y efectos puestos al día. La Momia original, la de 1999 con Brendan Fraser, quizás no resulte apetecible al gran público del siglo XXI. En algún despacho de Hollywood alguien importante pensó que sería genial volver a hacerla con Tom Cruise. Ya que estaban añadieron un Russell Crowe que recuerda a Hellboy y algunas cosas absurdas más. Se han gastado millones (la película está bien hecha, es entretenida, la ves) en algo que dentro de 20 años volverán a rodar con el guapo de acción que esté de moda. Está en Prime.
La Momia - The Mummy (2017)Hablando de cosas absurdas, no sé qué hicieron con esta película. Hay buenos actores -Carmen Machi, Antonio de la Torre, Luis Tosar, Gonzalo De Castro…. La premisa es complicada: un tiroteo al ok corral pero en la post guerra, entre comedia y tragedia, con un buen guión pero… no sé, igual soy yo que no le pillé el punto. Está en Prime.
Tratamos demasiado bien a las mujeres (2024)¿Niñes noruegues que hacen cosas raras? Deberíamos haber intuido que la cosa no iba a acabar bien. Dejamos la película en el minuto 25 porque hacen cosas feas a un animal, y es nuestra línea roja en casa. Yo la estoy tímidamente viendo a trocitos, en el ordenador. No sé si es buena o mala es… inquietante. Está en Filmin.
The Innocents - De uskyldige (2021)La descripción sonaba bien: “viajes en el tiempo en una comedia japonesa”. Yo me dormí después de media hora, pero igual tú te quedas despierto. Está en Filmin.
Más allá de los dos minutos infinitos - ドロステのはてで僕ら(2020)Este mes tengo Netflix (por los Bridgerton, sí, ¿qué pasa?) y aprovecho para ponerme al día con sus películas, conocidas también como “tenemos actorazos, tenemos presupuesto, y hacemos un churro”. Brad Pitt gracioso, sí, pero… Está en Netflix.
Bullet Train (2022)
Gente que lo pasa regular en una cabaña en medio del bosque -versión supremacistas blancos + música punk.
Green Room (2015)Me esperaba una historia sórdida de lumpen americano, al estilo The Florida project, pero no tiene nada que ver. Es más bien una fábula ambientada en las islas de Louisiana, fea y triste y bonita. Está en Filmin.
Bestias del sur salvaje - Beasts of the Southern Wild (2012)Tardé 14 años en ver esta película, aunque recuerdo bien cuando arrasó en los premios Goya en 2011. Delicada, dura y con unos personajes complejos como la vida misma. Vaya frases de reseña chunga me quedaron, lo voy a decir mejor: ve a verla si puedes. Está en Filmin.
Pan negro - Pa negre (2010)
series
¿Soy una mujer seria, veo películas en Filmin en versión original y leo ensayos de sociología para poder luego entregarme, una vez al año, a esa gran idiocía que es Los Bridgerton? No, soy una mujer seria y por eso veo series como los Bridgerton porque me cuentan cuáles son los mensajes que pasan ahora en la televisión. Aquí se habla de consenso, de respeto, de autonomía y también de placer femenino -y te recomiendo leer este artículo de Nuria Labari: ‘Los Bridgerton’ o la comunidad de los pechos perfectos.
Los Bridgerton está en Netflix.Shonda Rhimes está muy bien, pero a mí me llaman más los superhéroes sobre todo si son disfuncionales como los de The Boys (o los de The Umbrella Academy, que llega en agosto). Homelander no es el héroe-antihéroe que te encandila aunque esté en el lado oscuro como Tony Soprano o Genny Savastano. No, Homelander da asco y punto. No podemos simpatizar con él en ningún momento y ver The Boys es como ver las noticias: nada te asegura de que haya un final feliz, de hecho estás bastante segura de que todo acabará mal. Porque la vida es así.
The Boys está en Prime.Más miedo, y racializado. Disfruté más de la primera temporada de Ellos (Them), ambientada en los años 50, pero la segunda (en los 70) también se disfruta -si es que se puede disfrutar de tanto miedo y sangre.
Ellos está en Prime.
los libros
No estoy segura de cómo llegué a esta colección de ensayos de Laurie Colwin, probablemente fuera citada por Nigella Lawson. Breves textos personales, graciosos, con receta final. Merece toda la pena, y está traducida en castellano por Libros del Asteroide. Por cierto: una de las editoriales que pone en portada el nombre de quien traduce: ¡bravos!
Laurie Colwin: Home Cooking: A Writer in the Kitchen (en castellano: Una escritora en la cocina)Capitán Swing ha vuelto a editar Tomates verdes fritos, y me han enviado una copia porque sabían que me habría gustado. Es lo bueno de tener panepanners en los sitios más insospechados. Recuerdo ver la película en los años 90, y pasó delante de mis ojos sin suscitar grandes pasiones. En ese momento solo escuchaba hablar de la receta de los tomates verdes fritos, y me quedó una sensación de “drama romántico ligero”. ¡Ay Anna de 1992, qué equivocada estabas! Ahora, con 51 años, he leído el libro como una preciosa historia de amor lésbica (perdón, no sé si se dice así o queer o LGBTQ+ pero en fin sí, spoiler: Ruth e Idgie se aman). Si quieres ver la película, está en RTVE Play. Es todo un poco más soft, pero era 1991 y era difícil ser más explícitos en el cine comercial.
Fannie Flagg: Tomates verdes fritos: en el café de Whistle StopUn libro que me leí en dos días y que os recomiendo mucho sobre todo si os gusta leer cosas que son verdad y no cosas que son mentira: Belén Montalvo, a.k.a. Aló Miami, ha contado cómo llegó a Estados Unidos, sus motivaciones, sus expectativas, y la realidad. Un cuento agridulce, muy bien escrito. Si os gusta lo que cuenta, teneís mucho más en su Patreon.
Belén Montalvo: (Des)hacer las Américas: Una crónica real desde Estados UnidosSigo adelante en mi relación conflictiva (y unívoca, claro, que es todo cosa mía) con Alberto Grandi. Tengo aun pendiente de leer DOI (Denominazione di origine Inventata), su libro anterior, y puedo recomendar este. Hasta donde controlo lo que cuenta es correcto, y el tono es muy ágil. Cuestiono un poco las formas, pero nadie es perfecto. Es una buena lectura para quitarse de encima falsos mitos e ideas gastrochovinistas.
Alberto Grandi, Daniele Soffiati: La cucina italiana non esiste: Bugie e falsi miti sui prodotti e i piatti cosiddetti tipiciHablando de historia de lo que comemos, este libro es una joya. Son dos recetarios escritos, de forma separada, en un campo de prisionía austríaco al final de la primera guerra mundial. Los soldados -oficiales, porque en 1917 los que sabían escribir eran pocos- hambrientos y al borde de la enanición recopilaron las recetas de sus casas, organizadas en antipasti, sopas, pastas… Se ponen así en común recetas de todas las regiones italianas, y es un documento muy interesante de cuál era la cocina doméstica (aunque de un hogar burgués) del tiempo. Y no, no había carbonara.
Giuseppe Chioni e Giosuè Fiorentino: La fame e la memoria. Ricettari della Grande Guerra.Otra novela de la Cultura de Iain M. Banks -si te gusta la ciencia ficción te recomiendo todo lo que ha escrito, Cultura o no. En castellano se encuentra a precios razonables para Kindle, editado por La factoría de Ideas.
Iain M. Banks: Surface Detail
Todos los libros que me gustan están en mi escaparate de Amazon. Están ahí porque es la forma más sencilla de juntarlos en un sitio, pero claramente ¡puedes comprarlos donde más te guste o te apetezca! O mejor aún, es posible que los encuentres en tu biblioteca. Recibo una pequeña comisión por cada compra que haces a través de mi escaparate Amazon, que suelo reinvertir en más libros. Ayuden a esta drogadicta a seguir con sus dosis.
Creo que no hay ni una novedad, este mes. ¡Ni una!
Comidas por toda Galicia: Santiago, Vigo, Coruña y Viveiro.
Volvimos a Vucciría después de una cierta ausencia, y en junio repetimos dos veces. La masa ha mejorado y ahora es más fina y crujiente. Mi preferida es la gricia: crema de pecorino, guanciale, pimienta negra. Esencial y sabrosa. Como novedad, Fede Li Volsi ahora tiene los refrescos de Polara. Mi preferido es el de limón, aunque el de naranja tampoco está mal.
Vucciria - Rúa das Galeras, 13, Santiago de Compostela.
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A mediados de junio abrió Chichalovers, literalmente un agujero en la pared en la Porta do Camiño. Allí se juntan carnes, chorizos y chicharrones de la carniceria de Darío y las ideas de Grace. Nosotros fuimos invitados a las pruebas previas a la apertura -me guistó mucho el Maloserá (chicharrones, manzana ácida, cilantro, yogur) pero el Trapalleiro tampoco estaba mal. Los bocadillos son para llevar, también hay cositas dulces. Fijáos en los azulejos porque tienen una historia detrás.
Chichalovers - Rúa de Aller Ulloa, 5, Santiago de Compostela.
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Hemos visto nacer el proyecto de María y Leo, y como Guitián Mayer les estamos acompañando en este primer año de vida. Qué bonito ver algo tan personal cobrar vida. En la ciudad vieja de Coruña, justo detrás de María Pita, una tienda-con-degustación con exclusivamente productos gallegos de calidad. Puedes tomar café (hay bica! Y tostadas!), un aperitivo, una copa de vino, y por supuesto hacer un poco de compra: conservas de pescado, mermeladas, especias, quesos, embutidos, pan pero también tofu, chucrut y kombucha.
Rodolfus - Rúa Damas, 2, A Coruña.
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Me gusta Millo porque va a su rollo -igual que Moncho Méndez- y es un rollo que me gusta. Mucho producto vegetal de cercanía y con nombres y apellidos (En Flor y Biosbardos), sabor, contrastes y matices. Un salpicón que está de momento entre mis preferidos junto con el de Nito y un bonito escabechado delicioso. Elaboran sus propios fermentados -ese día había un “nestea de limón” que en realidad era un kefir de agua, pero van experimentando también con kombuchas y tepaches. Como se aburre, Moncho también cuida su masa madre y los panes son hechos por él. Calcula un ticket de 65€, nuestra comida fue invitación de Moncho.
Millo - R. Cordelería, 7, A Coruña.
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En Coruña aproveché para pasarme por Doña Bárbara a por un café, aunque mi verdadera curiosidad era por los dulces. No sabía que tenían maritozzi, y bueno en realidad no son maritozzi sino “brioche relleno de nata” pero la idea es esa. ¡Muy rico y aromático!
Doña Bárbara - Av. Alcalde Alfonso Molina, 3, A Coruña.
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Volví a Fermentum 42 por fin - las dos primeras fotos son del año pasado. Esta vez tomé solo un bombolone con pistacho -y tal y como sospechaba estaba delicioso, porque la crema no era un mazacote dulzón: es una crema pastelera con añadida masa de pistacho, que le da su toque pero no queda empalagoso. Lo que hacen en ese obrador me parece magia. Aquí escribí algo más sobre ellos.
Ferméntum 42 - P.º de Alfonso XII, 5, Vigo.
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Aproveché la visita a Vigo para comer con algunes panepanners y probar un sitio que tenía pendiente en mi Mapa de comer italiano en la península. Fuimos al Nero de la Alameda y bueno, a ver. Si tienes necesidad de pizza y estás en zona, bien. El local es agradable, los precios sostenidos pero se puede entender por donde está. Los arancini (redondos, pero no nos vamos ahora a poner con esas cosas no? Por si a caso, escribí en El Comidista sobre el affaire arancino/arancina) en versión mignon, 14€ 7 unidades, ok. La pasta, unos tonnarelli con polpette al sugo, malos no estaban, pero de verdad que hay formas mejores de gastar tu dinero. Pasta fresca (de las hechas con máquina) insípida, con la salsa puesta encima porque si no la foto queda mal. Yo te recomiendo comprar unos buenos spaghettoni Benedetto Cavalieri o Gentile, haces mis polpette al sugo y en casa comerás mucho mejor. La pizza Margherita era correcta (13€ también te digo), mientras que la Estela Nero era innecesaria. En 4, con agua y sin postre, pagamos 17€ por persona.
Nero - Praza de Compostela, 27, Vigo. Instagram + Maps
En Viveiro probamos un sitio indonesio que superó nuestras exectativas (aunque también te digo que eran bajas). No te esperes nada loco, pero por 15-20€ comes sabroso y distinto. El nombre del lugar es igual a una marca de salsas así que asumo que es una franquicia, pero los sabores no eran muy artificiales. En las fotos: tallarines de arroz con verdura y pollo, nasi goreng (arroz salteado) con verdura, una especie de pan de gambas versión macramé que llegó sin haberlo pedido y un tofu frito bien rico. El trabajo en los barcos hace que haya una población indonesia en la costa lucense, y explica la existencia de este lugar. Por fuera es sumamente cutre pero dentro es agradable y con una sala amplia al fondo.
Warung Indostar - Av. de Juan Garcia Navia Castrillon, Viveiro (Lugo). Instagram + Maps
Junio = Nito = rollo de bonito. El rollo es el de la primera foto, y en la segunda puedes ver cómo se trata con delicadeza, sin picar. El chipirón acababa de empezar la temporada y tomarlo así esencial fue conmovedor. Que me pongo áulica oiga. Y la merluza a la romana, tierna, de punto perfecto y muy delicada. Para mi sigue siendo el sitio de producto de Galicia, superior en producto, sala, servicio y confort a De Berto. Hay carta, aunque el menú que cambia a diario según producto es una muy buena opción, a 100€. Fue apróximadamente lo que nos pusieron a nosotros, aunque la comida fue invitación del restaurante.
Nito - Estrada da Area, 1, Viveiro (Lugo). Instagram + Maps
sin mis padres, quiero decir
Ahítas mola. Es fresco. Es ligero. Es una conversación.
Yo combino ambos, el viajar lento y el rápido. Pero cada vez disfruto más con vivir una ciudad una semana. Moverme lo justo para ver sitios cercanos, pero mimetizarme con esa ciudad, vivirla como si fuera una más. Por eso me encanta volver a esas ciudades, que hace años las viví rápido, para ahora vivirlas lento, con calma. Como estos días en Lisboa. Ha sido otra forma de descubrirla, más local, “menos turista” y sin la presión de tener que verlo todo, porque en mi memoria parte de la ciudad ya estaba.