#27 Transpirando
Escribo esto desde mi habitación en la biblioteca de La Torre del Visco, en el Matarraña turolense. Del evento al que hemos venido quiero hablar con más cal—
Anna, ¿cuántas veces dices esto? “Luego hablaré, luego escribiré” -y al final no lo haces.
Lo sé, es verdad. Pero es que ahora tengo otras cosas que contar.
—ma, pero tengo anotadas unas cosas de la charla que hubo ayer sobre sostenibilidad.
Transpiración
O mejor dicho, creatividad de transpiración. El concepto lo escuché a Ricard Camarena, y se lo tomo prestado. Hacer lo que te sugieren los productos y no imponer a los productos lo que tú quieres que hagan.
Me recuerda un poco a esa idea de gleaning de Alicia Kennedy de la que hablaba en febrero
dejar que las ideas te lleven y ver qué puedes hacer con ellas.
O como también decía Camarena, la importancia de la flexibilidad. Ser flexible necesita conocimientos que te permiten escoger la opción mejor en cada momento. Él se refería a su trabajo en el restaurante, donde ha basado su trabajo en la máxima flexibilidad. Ver qué llega cada día a la cocina y decidir sobre la marcha qué hacer con ello. Esto encaja dentro de una idea de sostenibilidad donde el que manda es el producto (y tú, que sabes y eres flexibles, te doblas a sus necesidades), no la exigencia del cocinero que pretende que productos y productores sean siempre iguales.
Flexibilidad
De otra flexibilidad acabamos hablando ayer en alguna de las comidas. La que parece escasear cuando se habla de reducir y optimizar los recursos. Comer menos carne pero mejor. Comer productos de mejor calidad, sea lo que sea calidad para ti.
Calidad puede ser ecológico, próximo, sostenible, sabroso… o no. No se trata de ganar estrellitas y sacrificarse y dar con la fórmula perfecta. Estoy bastante segura de que esa perfección no existe. Quizás lo más próximo sea sabroso y no sea ecológico. O sea Km 0 y ecológico pero no sabroso. O es sabroso y ecológico, pero el que lo cultiva es un impresentable.
Comer mejor -y cada cual tendrá su mejor- no es un acto de absolutos. Cada uno sabe de dónde viene y hacia dónde puede ir. Los factores tiempo y dinero son importantes y finitos, pero no son obstáculos invencibles (y si lo son entonces hay que ocuparse de eso antes de la comida). Los conocimientos pueden ser escasos, pero para eso tenemos Internet. Podemos dejarnos guiar por una receta paso a paso o pillar conceptos más genéricos. O aprender de libros como Sal, grasa, ácido, calor de Samin Nosrat, que habla de ideas básicas con aplicaciones prácticas.
La flexibilidad, decía. A veces tengo la sensación de que se quiere todo: quiero comer lo que quiero, cuando quiera, al precio que quiera. Aquí, ahora, bueno y barato.
Va a ser que no. Yo abogo por la frugalidad. Suena a tópico, pero disfruta de unas alubias hoy, de una sopa mañana, de unas lentejas al siguiente. Y al otro concédete un extra.
Ser frugal no es de pobres, si es eso que te preocupa. Ser frugal es de verdaderos ricos. No necesariamente ricos de euros, pero sí ricos de ideas, de pensamiento complejo, de recursos. Ser frugal te permite gestionar mejor la vida.
“No tener expectativas con lo que llega, generar expectativas con lo que hay.” Si al final me convertiré en una Camarena fangirl.
★ En el caso de “las fresas de Doñana” está mal que paguen justos por pecadores, de acuerdo: pero podemos entonces hablar seriamente de los pecadores y arreglar el asunto?
★ Entre pandemias y guerras, el medioambiente sigue a lo suyo, y no mola nada.
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★ La tazzina di caffè como bien inmaterial de la humanidad no ha podido ser.
★ Hacer todo en casa no es necesariamente mejor para la salud… Esperando a que hablen de esto en algún medio español, puedes leer esto en italiano.
★ Un Amarone DOP en bag-in-box? Igual en Italia tienen que recurrir a algo así: el precio del vidrio ha subido tanto y tan de repente que están buscando alternativas.
★ El reetiquetado alimentar, otra consecuencia de la guerra Rusia-Ucrania.
★ Llega Eurovisión a Turín y evidentemente allí se habla de qué van a comer:
Para el Carbonara Day, que se celebra mañana, os dejo mis tres artículos sobre el tema que pueden ser interesantes.
★ Mi receta de la Carbonara, para dejar certezas.
★ Auténtico, la newsletter del 24 enero, para sembrar algunas dudas.
★ Y finalmente un análisis de las carbonaras españolas más estrelladas, que apareció en Zouk en 2015 —Reconstruyendo la carbonara. Si en nuestro estómago, al final, hay sitio para todo. Mientras no ralles el queso con la Microplane.
★ Los Eugenio in Via di Gioia han hecho un acto poético y precioso en Turín. Y lo han documentado.
★ A principios de 1987 descubrí Depeche Mode. Tenía 14 años, simpatía hacia los góticos (en Italia los llamábamos dark) pero me daba mal rollo todo ese maquillaje. Además mi corazón era pop y cuando me pasaron una cinta con Black Celebration encontré mi espíritu guía.
Fui una fan dedicada. Compraba todos los vinilos que me podía permitir (y los cabrones no hacían más que sacar remix de todos los colores), estaba inscrita al club de fans y necesitaba saber cosas tan importantes como qué pie calzaba Andy Fletcher.
Era una fan solitaria porque a nadie le gustaban los Depeche Mode. Al menos no en 1987, no en Pordenone, no en mi instituto. Cuando en septiembre salió Music for The Masses, me aprendí las letras en un día -y hasta hoy, aun me las sé todas.
Fui al concierto al Palaeur de Roma en octubre. Fui al hotel (donde me hice la foto con Martin Gore) y al día siguiente fuimos al aeropuerto (gracias, ausencia de medidades de seguridad) y conseguí una foto con Dave Gahan. Tenía 14 años (gracias, padres que me dejábais ir sola a Roma a hacer estas cosas) y estaba feliz.
Cuando salió Violator en 1990 yo tenía ya 17 años y ya escuchaba otras cosas. Llegaron US3, Stone Roses, R.E.M. —aun así te puedo cantar Sweetest Perfection a capella si quieres. Songs of Faith and Devotion, en 1993, lo compré, pero ya no me lo sé. Serían los 20 años, yo qué sé. No eres tú, soy yo.
Ahora a todo el mundo le gustan los Depeche Mode. Sospecho que los conocieron con Personal Jesus, que fue la matraca del verano de 1990. El umbral para mí fue Music for The Masses, el último disco de los viejos DM y el primero de los nuevos.
MFTM fue su Joshua Tree.
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"Me encanta la fuente de Korma, nivel la he pedido para el gato de mi madre, que es un caprichoso para beber.” Anna Mayer influenciando el mundo felino desde 1979.
"Me he sentido tan idenficada, yo llegué a Lisboa hace 24 años. “
“Me ha encantado la newsletter… yo ya voy para casi 9 años en Noruega, y ya no soy de ningún sitio😅”
“@Anna Mayer mi è piaciuta la tua lettera "de aquí…". Si legge proprio con piacere” Papá Mayer.