Mezclar huevos, azúcar y leche para que cuajen es un invento que nadie se puede atribuir. Natillas, crema inglesa, crema pastelera y flan son patrimonio de media Europa -al menos, hablo de los países que conozco mejor, pero es posible que sea algo que hacen todos. Se llamará custard, crème caramel o budino pero la idea es esa. Cambia las proporciones, cambia la cocción, y consigues resultados distintos.
Esta premisa para explicar por qué traduzco bonet como “flan de chocolate”. Es una receta tradicional de Piamonte cuya base es, esencialmente, un flan de huevo, siguiendo la proporción áurea del flan que comenta Míriam García (100-125 mililitros de leche y 25-30 gramos de azúcar por huevo).
La peculiaridad del bonet (se pronuncia con la ô, un poco ou si no me equivoco, el habla piamontesa no es la que me sea más familiar) está en los amaretti, presentes en todas las variantes locales que he encontrado. El cacao o el chocolate son ahora canónicos, pero existen variantes de bonet bianco, es decir solo con amaretti.