Llevo unos días enfrascada en La España de las piscinas de Jorge Dioni López y me está gustando casi más por el cómo que por el qué dice. El tema, en dos palabras, es la evolución de los PAU (programas de actuación urbanística) y de los cambios que implica este tipo de desarrollo urbanístico. Más allá del tema en sí, que ya es muy interesante, lo que más me impacta del libro de Dioni López es quizás la capacidad de no entrar a juzgar. No sólo no dice que estos se equivocan haciendo aquello y que lo virtuoso es esto otro. Además, repite a menudo que asignar responsabilidades (o sea culpas) no es el objeto del discurso.
Leer algo así, en este mundo donde nos encanta sacar el dedo y decir qué está mal (sintiéndonos a la vez en la posición del justo), me deja sin palabras. Es liberador (no tengo que hacer la cosa justa porque no hay una cosa justa, o al menos este no es el tema) y a la vez iluminante. Porque el paso siguiente, que está presente en el libro desde la primera página, es reconocer esa oposición entre individuo y comunidad. El discurso neoliberal de la libertad de decisión individual que acaba en puro mercado: yo soy libre, entonces elijo, entonces compro (el coche, el médico, el colegio) es un axioma que tenemos metido mucho más adentro de lo que me gusta admitir.
Nuestra personalidad, nuestra individualidad, nuestro valor se exprime a través de nuestras elecciones -esto suena bien, ¿qué fallo hay?- pero al final todo acaba en *qué compro*. Pero un hogar, un colegio o un médico no se debería comprar, sobre todo no debería -porque es lo que pasa después- separar ciudadanos, segregar, aislar.
Elegir el adosado porque así no tengo vecinos molestos. Elegir el colegio porque así no tengo situaciones molestas. Elegir evitar la diversidad porque así me ahorro problemas.
Pero ya lo he escrito mal, y vuelvo a lo que decía al principio de no juzgar. ¿Soy yo la que elige? O más bien ¿es el modelo el que me lleva a elegir?
Los sentimientos encontrados son porque soy la primera en buscar la comodidad, pero me doy cuenta de lo necesaria que es la confrontación. Estar con los demás, aunque me creen problemas -porque así se puede intentar solucionarlos. Evitar los problemas no es solucionarlos.
Y parece que no tiene nada que ver, pero me hace pensar en la guerra Rusia-Ucrania, y los discursos que surgen aquí a raíz de ella.
En un congreso al que asistí hace unas semanas donde se hablaba de territorio, de sostenibilidad y de ecología, varias veces escuché “no podemos depender de Rusia”, “hay que ser autónomos”, “consumir local”.
Estamos en un momento de mitificación y romantización de lo local (que además se mete en un gran cajón junto con lo eco, lo natural) que se acerca peligrosamente (sí, estoy emitiendo un juicio) a la autarquía. Aquí no sé, en Italia esa palabra la pronunciaba Mussolini.
Pero pasado aparte, ¿de verdad es mejor ser autónomo que ser dependiente? Ser dependientes, o mejor inter-dependientes, hace que todos tengamos que esforzarnos más. Cuesta un poco, sí, y nadie se sale al 100 % con la suya, es verdad, sin embargo el resultado final será también más justo. Nos necesitamos todos (sí, incluso los que rallan queso con Microplane), necesitamos estar un poquito incómodos, para poder estar, todo, mejor.
★ Para la primavera, nada mejor que un risi e bisi, un risotto meloso de guisantes frescos. En Venecia es tradicional hacerlo el 25 de abril (por qué esto implica que sabemos que el plato es de al menos 1797, lo puedes leer en la receta).
★ Mis limones encurtidos están casi listos -yo sólo los sepulté en sal, pero si necesitas instrucciones más detalladas o saber para qué sirven te recomiendo que leas a Kenji (y Clara).
★ He escrito esto en El Comidista sobre los guisos tradicionales pobres, viudos o soletros que quieras llamarlos.
★ Estas ilustraciones comisionadas por el pastificio Casa Milo me encantan.
★ Primer Starbucks en Roma… o mejor en Castel Romano. En Italia hay solo 15 cafeterías Starbucks, la mayoría en Milan o en aeropuertos, y este que acaba de abrir en Roma -perdón, Castel Romano- no es una excepción: abre en un centro comercial, a 26 kilómetro de la ciudad. A veces hacen las cosas bien, en Italia.
★ Acabo de descubrir los Tallains de Alicante, una pasta con orígenes italianos.
★ I ❤ tempeh.
★ Ahora que como menos carne y bebo poco alcohol, me puedo permitir excesos con las conservas de verduras como estas de las que habla Lakshmi Aguirre. (El tempeh tampoco es barato, eh).
★ Lucía aka Corta picos y saca lenguas se ha ido de viaje a Florencia y Bologna y mi guía le ha venido bien. ¡Cosas que le alegran a una el día!
★ Oler un cuadro -puedes hacerlo hasta el 3 de julio en el Prado.
★ Frente a la retórica heroica de la guerra y de la lucha, yo estoy con Boris Vian.
★ En la lista Forbes de ricachones mundiales el primer italiano está en el puesto 36 y es Giovanni Ferrero, el de los huevos Kinder, sí. (España está con don Amancio un poco antes en el 23: fast fashion vs fast food).
★ Ayer murió Valerio Evangelisti, y aunque no esté editado en español quiero recordar sus libros.
★ En Charlie, la newsletter de Il Post sobre prensa e información, dan una explicación, yo creo convincente, del éxito de las newsletters (entre otras cosas). Resumiendo, hipotizan que algunos formatos que dejan de ser mayoritarios sobreviven en un formato distinto. Es el caso del periódico de papel, que hace tiempo ya que no es la fuente de información mayoritaria, pero sigue teniendo fieles adeptos: un poco por costumbre, un poco por practicidad o, y esta es la parte que me parece interesante, por el aspecto finito del acto. Un periódico tiene un principio y un fin. Puedes coger un periódico y decir: lo he leído todo. Esto es algo que no se puede hacer en un periódico on line: nunca estás seguro de si hay alguna noticia que se te ha escapado y puedes acabar en un scrolling infinito.
Este es el atractivo del formato newsletter respecto a, por ejemplo, el blog. Cuando abres una newsletter es algo finito, que empieza y termina. Acabarla da satisfacción, un poco como tachar las tareas pendientes.
★ En El Comidista Carlos Doncel explica un poco cómo va eso de que el horno consume mucho. Resumen: no es exactamente así, pero hay cosas que puedes hacer para que consuma menos.
★ Parece que las setas se comunican entre sí por impulsos eléctricos. Con lo ricas que están.
Me han encantado! Muchos puntos por releer pero bajo el impacto del tema comunicación de los hongos, yo tras leer La vida secreta de los árboles y como los hongos y los árboles se comunican entre sí para que por colaboración subsistan todos, aún algo incómodos, me ha parecido el cierre - círculo perfecto!
Anna, maraviglia como siempre. Por cierto, hablando de setas, ¿has escuchado el podcast de Jorge Carrion? El episodio de setas para mi fue estupendo! Ojalá puedas darle una oportunidad 💜🥰🤩✌🏼